Dentro de no muchos años los abuelos contaremos a nuestros nietos la diversidad de especies animales y vegetales que teníamos en España, especies únicas que poco a poco están desapareciendo; los alcornoques en Extremadura o los linces ibéricos en Doñana son algunos posibles ejemplos de ello.
Vivimos en un mundo globalizado donde gobierna el mercado, por lo que en muchas ocasiones "no interesa" la naturaleza o la ecología. Interesa el consumo y que las ciudades crezcan sea como sea. Como consecuencia estamos acabando con la biodiversidad del mundo. De acuerdo con el "Estudio sobre impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático de la biodiversidad española" (promovido por el Ministerio de Medio Ambiente y coordinado por la Universidad de Extremadura y el CSIC), el 51% de los vertebrados necesitará acciones de protección a mediados de siglo y, casi todas las especies requerirán medidas legales para no desaparecer del mapa de España.
Desde AlAroMa nos preguntamos hasta qué punto todo vale, porque vivimos en un país que tiene una gran riqueza tanto animal como vegetal, pero salvo los "cuatro" parques que tenemos protegidos, el resto del territorio nacional se encuentra a disposición de las urbes, de la construcción de infraestructuras... De manera que, damos vía libre a la construcción de carreteras que pasen por cualquier sitio, pero luego no queremos compartir el agua para que toda España disfrute de ella y claro, mucho menos pensamos en la cantidad de especias que se beneficiarían de estas acciones.
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