En la entrada del blog que se expone a continuación, nos basamos principalmente en el texto de Zaida Muxí, titulado “Paisajes y aprendizaje. Ciudad y espacio público”. Este texto es propuesto por la profesora como contenido de la asignatura de Animación Sociocultural II.
En dicho texto, la autora nos dice que los espacios públicos y lo equipamientos públicos dentro de una propia ciudad son creadores de ésta, pues en ellos se aprende a vivir en convivencia, y que deberíamos recuperar la ciudad como un lugar de encuentro y dando uso a los espacios y equipamientos públicos pensando en toda la comunidad, pues así se utilizaría la ciudad como espacio de aprendizaje. Cuando un arquitecto se dispone a diseñar los espacios públicos de una ciudad, debería hacerlo teniendo en cuenta los espacios de esparcimiento, de descanso, de ocio pero sin olvidar su capacidad para transmitir conocimientos y valores.
Nos habla de que el espacio público debe ser un espacio de inclusión, en los que se permita el reconocimiento de los integrantes de la sociedad viéndolos como parte de ésta, partiendo de sus experiencias compartidas así como de sus vivencias personales.
Aquí cabe destacar que, se debe tener un especial cuidado a la hora de determinar los usos de los espacios y equipamientos públicos, pues dependiendo de cómo éstos se diseñen se pueden ser inclusivos o excluyentes.
Además, se puede decir que los espacios públicos tiene su valor como textos, pues tienen capacidad educadora más directa a través de los textos que pueden encontrarse en toda la ciudad. Aquí se produce un aprendizaje involuntario de transmisión de valores y saberes de manera indirecta pero teniendo más importancia que el discurso directo.
Otro aspecto a destacar en relación a los espacios públicos y la ciudad, es que cuando se organiza algo, debe ser para todos y no para un colectivo específico. Pues generalmente se da más prioridad a los vehículos que a los peatones cuando en realidad es mejor para todos que sea al contrario, es decir, los espacios que son peatonales son accesibles a toda la población, en cambio a los que sólo se puede acceder en vehículo, son excluyentes, ya que no todo la gente dispone de vehículo propio. Sobre este aspecto, la autora nos reivindica que se debe hacer un acceso y uso equitativo del espacio público, siendo así un derecho para todos los ciudadanos y no para el ejercicio del más fuerte, que en este caso serían los vehículos. Debe ser un espacio de convivencia y de conflictos de intereses que se solucionan a través del diálogo.
Los espacios públicos son espacios en los que se da la educación no reglada, son espacios de transmisión de valores y debemos luchar por tener espacios que nos representen a todos y todas, pues este entorno en el que nos movemos, es el que nos hace ser lo que somos, pero es importante saber que no es lo mismo vivir en una ciudad que en otra. Todas las ciudades poseen diferencias pero si nos basamos en una gran ciudad y un pequeño pueblo, las diferencias son aún mayores.
Los espacios públicos se pueden usar indefinidamente pero cuando yo como sujeto de la sociedad deje de usarlo no se debe notar que he estado allí, pues así otro sujeto que quiera hacer uso de ese mismo espacio lo encontrará en perfecto estado para “aprovecharse” de él.
Este texto lo relacionamos con un vídeo visto en clase en el que Julio Arroyo entrevista a Manuel Delgado Ruíz, y en el que se dice que el espacio público es en ocasiones un espacio para la revuelta, pues en los últimos años se han producido movilizaciones en lugares ocupados por gentes. Según este doctor en Antropología, en la ciudad se produce una acumulación de viviendas, donde hay pocos servicios y pocos lugares públicos. En otras palabras, hay muchas casas pero poca ciudad.
En el vídeo se hace una clara diferenciación entre ciudad, espacio público, lo urbano y la acción social, pues se ve a la primera como aquel lugar en el que ocurren cosas, como lugar de encuentro y de relaciones, compuesta por seres humanos vivos y que tienen unas necesidades. Al segundo concepto se le entiende de dos formas diferentes: por un lado se le ve como aquella plaza, aquella calle donde se producen conflictos y que es el exterior; y por otro lado se ve con una mirada idealista, política, filosófica. Es incluyente y tiene un ideal de igualdad, es cívica, democrática y nos advierte de los peligros que pueden acecharnos. Se critica a los arquitectos, porque en realidad generan lo contrario de para lo que realmente se construyó: se constituyen como lugares de control, lugares excluyentes en los que colocamos a los colectivos, volviéndolos así a excluir. Aquí podemos decir que no se crea un lugar pacífico, que tendría que ver con la amabilidad de vivir, sino un lugar pacificado que se basa en crear normas de convivencia.
En dicho vídeo también nos hace referencia a la autora Jane Jacob la cual nos habla de las aceras, pero ese es otro de los textos sobre el que trabajaremos.
El tercer concepto que diferencia es el concepto de urbano, donde según el antropólogo se excluye a quien no ve bien las cosas que se hacen en dicha ciudad, que suele ser la clase media; y el cuarto y último concepto que diferencia es el de acción social, diciendo de éste, que es un derecho de la ciudad y los usos que de éstas se hacen.
Vemos una clara relación entre la ciudad y espacio público y las alfombras de flores que se hacen en algunas de las calles de la ciudad de Sitges. A continuación aparece la página del ayuntamiento de dicha ciudad donde viene detallada esta festividad que se realiza en las calles: http://www.sitges.cat/corpus/
Referencias: Muxí, Z. (2007), Paisajes de aprendizaje. Ciudad y espacio público. Diputación de Barcelona.
Delgado, M. (2012), Diálogos.
Ayuntamiento de Sitges, visto en línea el día 08/04/12 en http://www.sitges.cat/corpus/
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